miércoles, 30 de septiembre de 2009

NUEVO CURSO


La filosofía como vivenciaLa filosofía más que ninguna otra disciplina necesita ser vivida, necesitamos tener de ella una vivencia.
El ejemplo más claro de “vivencia”, lo tomamos de Bergson, que dice que si hacemos un estudio minucioso de las calles de París, nos estudiamos el plano, sus direcciones, los monumentos, tomamos fotografías desde diferentes puntos de vista, etc.; podemos tener una idea regularmente clara, detalladísima de París. Conforme los estudios sean más minuciosos, esta idea de París irá perfeccionándose, pero siempre será una mera idea. En cambio, veinte minutos a pie por París son una vivencia.



En el primer caso, tendremos una mera idea, una representación, un concepto, una elaboración intelectual. En el segundo, es ponerse realmente en presencia del objeto; esto es, vivirlo, vivir con él, tenerlo propia y realmente en la vida; no el concepto, el plano o la fotografía que lo sustituya, sino él mismo.
Para vivir la filosofía es indispensable entrar en ella como en una selva, entrar en ella a explorarla. Vivir la realidad filosófica es algo que no podemos hacer más que en un cierto número de cuestiones y desde ciertos puntos de vista. Cuando nuestras vivencias filosóficas sean más grandes, tendremos una idea cada vez más clara, una definición o concepto cada vez más claro de la filosofía.
La definición general de la filosofía la tendremos que hacer en función de las vivencias que hayamos tenido y que la dotarán de sentido, porque habrá dentro de ella vivencias personales nuestras. Una definición de filosofía antes de haberla vivido, no puede tener sentido, resultará ininteligible; aunque sea inteligible en sus términos. Estará compuesta de palabras que ofrecen un sentido, pero que no estará lleno de vivencia real.

La Filosofía: ¿ciencia o saber?
Kant también cayó en la tentación de plantearse el problema de si la Filosofía es una ciencia o un mero saber. La distinción entre ciencia y saber estriba, para Kant y para nosotros mismos, en que una ciencia es un conjunto de razonamientos convertidos en una teoría que puede ser enseñada y aprendida como un sistema cerrado de conocimientos. En este sentido, Kant tenía dos ejemplos muy claros, a saber, las Matemáticas de Euclides y la Física de Newton, sistemas que podían ser enseñados y aprendidos como los propios y verdaderos de una teoría matemática y una teoría mecánica.

Sin embargo, en el ámbito de la Filosofía no ha existido ni existe aún ningún sistema que pueda ser enseñado como el verdadero sistema, sino que, más bien, lo que existen son controversias y disputas entre las distintas escuelas y las diferentes filosofías. De ahí que Kant afirmase que, desde el punto de vista académico, no se puede aprender Filosofía, sino sólo aprender a filosofar, dando a entender con esta sentencia el hecho de que, dado que no existe ningún sistema acabado de conocimientos en el campo de la Filosofía, lo mejor que puede hacer el maestro es enseñar a filosofar a sus discípulos.
Ahora bien, frente al uso académico del concepto Filosofía, Kant propuso el uso mundano de este concepto, de acuerdo con el cual la Filosofía se define como la ciencia de la relación de todos los conocimientos con los fines esenciales de la razón humana. Estos fines se condensan en la respuesta a las cuatro preguntas siguientes:
¿Qué puedo saber? Se trata de una pregunta teórica que es preciso responder desde la metafísica. Para Kant ésta incluía la teoría del conocimiento, la ontología y la teología natural, si bien su filosofía es una crítica de la concepción tradicional de la metafísica. A la pregunta qué puedo saber, Kant respondió con una investigación sobre el origen, alcance y límites del conocimiento humano, que llevó a cabo en la Crítica de la razón pura.
¿Qué debo hacer? Ésta es una pregunta práctica que sólo puede ser respondida desde la filosofía moral, que tiene por objeto el estudio del ámbito filosófico que se corresponde con la esfera de la libertad, propio de las acciones humanas, especialmente de las acciones morales. Kant respondió a esta cuestión en su obra Crítica de la razón práctica.
¿Qué me está permitido esperar?. Nos hallamos ante un interrogante de índole teórico y práctico a la vez, que sólo puede ser respondido desde una reflexión sobre la historia, la sociedad, la política y la religión. A todos estos temas Kant dedicó numerosos escritos, entre los que cabe señalar la Crítica del juicio, Filosofía de la historia y La religión dentro de los límites de la propia razón.
¿Qué es el hombre? Es la cuestión fundamental de la Filosofía y solamente se puede contestar a partir de las respuestas a todas las anteriores preguntas filosóficas. En este sentido podría decirse que toda la filosofía de Kant es un intento de respuesta a esta pregunta.

RASGOS DISTINTIVOS DEL PENSAMIENTO MÍTICO1 – Es un pensamiento infundado, se limita a hacer afirmaciones pero sin demostrarlas de manera alguna. Lo que afirma puede ser verdad o no, no hay forma de demostrar su verdad ni su falsedad.
2 – Es acrítico, ya que no da razones de sí mismo, ni explica ni analiza su propia metodología.
No se plantea si el camino que sigue para realizar sus propias afirmaciones es un camino adecuado o no.
3 – Es un pensamiento de carácter antropomórfico, ya que para explicar el mundo se proyecta sobre él las motivaciones y vivencias propias del ser humano.
4 – Es un pensamiento emocionalmente comprometido. El mundo y todo lo que ocurre en él es resultado de la acción caprichosa de unos seres, los dioses, que son “como hombres” pero con más poder que ellos.

RASGOS DISTINTIVOS DEL SABER CIENTÍFICO1 – Los saberes científicos son regionales, sectoriales, se ocupan de partes, de áreas de la realidad, acotan el universo, limitando así sus problemas y haciendo de ellos un estudio exhaustivo.
2 – Son también saberes críticos, ya que realizan un proceso de análisis de reducción de ese sector de la realidad que han acotado hasta llegar a unos determinados elementos, lo más pequeños posible, para, a partir de ellos, sintetizar o reconstruir la realidad que les ha servido de punto de partida.
El físico, por ejemplo para estudiar la materia trata de descomponerla y descubrir cuáles son sus componentes más pequeños, átomos, neutrones, protones… y el químico reduce toda la realidad a poco más de cien elementos.
El nivel crítico de la ciencia es limitado, ya que parte de hipótesis que no somete a crítica, por ejemplo si existe o no la realidad, si podemos conocerla...
3 – Poseen el rigor del razonamiento deductivo y proporcionan conocimiento mediante precisas deducciones; y además, confirman sus conclusiones por la observación sensible de los hechos.
4 – Los conocimientos científicos, al estar confirmados por la experiencia, son intersubjetivos y transmisibles: cualquier sujeto que posea los medios necesarios puede realizar los experimentos que confirman las teorías científicas y éstas se pueden dar a conocer y se pueden también aprender.
5 – Los conocimientos científicos pueden ser aprovechables para las conveniencias vitales del ser humano y, partiendo de ellos, el hombre puede intervenir en la naturaleza y manejarla en beneficio propio.
RASGOS DISTINTIVOS DE LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA1 – La filosofía, como indica la etimología de su propio nombre, más que un saber, es un amor al saber, una tensión, un eros –en sentido platónico- hacia el conocimiento. “Eros, el amor, se encuentra en el término medio entre la sabiduría y la ignorancia” (el Banquete).
2 – La reflexión filosófica es, además, universal; no delimita su objeto, no parcela la realidad, sino que se preocupa por “todo cuanto hay”, no hay ningún problema que sea ajeno a la filosofía.
3 – Es una reflexión radical, va a las raíces de las cosas, a los principios, además de colocarse en la perspectiva de problemas últimos, de sentido.
4 – Es crítica. También lo son las ciencias, pero éstas admiten unos supuestos, unas hipótesis que no discuten nunca. El nivel crítico de la filosofía es más profundo y, además de renunciar a apoyarse en ningún supuesto, en ninguna verdad que no haya probado previamente, se enfrenta críticamente con las hipótesis y supuestos que las ciencias han aceptado sin explotar.
5 – Como consecuencia de lo anterior se puede decir, también, que el saber filosófico es totalizador y de segundo grado. Totalizador, porque se esfuerza por superar la razón especialista de cada ciencia, y de segundo grado, porque su esfuerzo supone el trabajo previo de las ciencias.